lunes, mayo 23, 2005

Rabo de Nube

Si me dijeran pide un deseo,
preferiría un rabo de nube,
un torbellino en el suelo
y una gran ira que sube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.

Si me dijeran pide un deseo,
preferiría un rabo de nube,
que se llevara lo feo
y nos dejara el querube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.


Según Javier Toro (Chile) los campesinos cubanos llaman a los temporales
"rabos de nube". Creo recordar haber leído en el libro
"Silvio, Memoria trovada de una revolución", (de Joseba Sanz) esta canción la
compuso Silvio tras visitar México capital, una de las ciudades con mayores
índices de contaminación del mundo, donde en algunos lugares incluso se debe
llevar mascarilla. Por esta contaminación y otras miserias humanas, Silvio pide
un "rabo de nube" que se lleve todas estas maldades.

Rabo de nube es una canción que me llamó la atención desde la primera vez que la oí. ¡Qué cosa más rara: un rabo de nube! Lo imaginé pequeño, tornasol, peleón, nómada, deseando derramar sus gotitas de
esperanza y acompañado de una suave brisa...

Un dia llegó uno a llover cerca de mi, y su agua destruyó lo que yo llevaba algunos años construyendo. Sopló hasta que hizo desaparecer la niebla. Entonces vió un panorama desolador: mi tierra estaba reseca, solo había barro agrietado y a lo lejos se vislumbraba el mar. Decidió quedarse. Él sabía cómo arreglarlo y, tras preguntarme si yo quería que lo hiciera, se puso manos a la obra.

Lleva ya algún tiempo, y los cambios se notan. Florecieron girasoles, que se mueven a la par que se desplaza el astro solar, nutriéndose de puros rayos de luz. También crecen hierbas y germinan arbolitos. Se ocupa con mimo de todos los detalles y dia a dia me informa de lo que va pasando. Yo le observo, aprendo, le hablo.

Es bien sabido que las apariencias engañan. Mi rabo de nube se adivinaba grande y poderoso -en el sentido estricto de la palabra- pero, a mis ojos, se veía enclenque. Nunca imaginé que pudiera llegar a hacer tanto por mi. Gracias.

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